Entonces tenemos claro que nuestro propósito es dar a conocer a Dios a las naciones, pero ¿cómo lo vamos hacer, en dónde, tal vez seremos misioneros, pastores quizás; o cuál será nuestro rol, estamos preparados?
Primero debemos tener en claro que hay un propósito que es únicamente para ti y solo tu lo vas a cumplir, tienes todo lo necesario para cumplir tu propia misión, tu propia responsabilidad; y ¿cómo sabremos que estamos listos? Te diré que todo lo que ha sucedido hasta ahora en tu vida era tu preparación, Dios te ha dotado de todo lo necesario para cumplir tu único e individual propósito; los problemas te han hecho más fuerte en el Señor, tu tristeza y angustia te ha acercado más a Dios y cada vivencia sea la más feliz, triste, difícil, complicada o angustiosa te ha preparado para llevar su palabra a otros que están pasando problemas similares a los tuyos.
Es importante conocer la razón de tu vida, te hará vivir feliz y sabrás que mientras respiras, harás cosas que te lleven a cumplir tu propósito en la vida. Si tu expectativa es ser profesional, hazlo, pero no sólo fuiste hecho para alcanzar ese logro, tu estas en esta tierra para cumplir un rol específico que fue hecho solo para ti y nadie más. Sí tienes que pensar en tu profesión, pero, ¿para qué?. Cuando los seres humanos sabemos para qué estamos en esta tierra, no habrá nada ni nadie que nos aparte de eso.
¿Cuándo un joven pierde el propósito de graduarse de la universidad? Cuando conoce a un/a señor/ita que lo cautiva y se distrae de su objetivo, así en muchas ocasiones el enemigo nos distrae con problemas familiares, sentimentales, profesionales con el fin de que desviemos nuestra mirada del propósito que el señor nos dio.
Lo peor es retrasar la promesa por hacerlo humanamente. Uno de los principios es el siguiente: Está lo natural que nosotros hacemos, y lo sobrenatural que Dios hace. Hay una parte que Dios va hacer y una parte que tú vas hacer, pero si no somos sensibles a escuchar la voz de Dios, tampoco seremos capaces de ver lo sobrenatural.
